
Desde hace años siempre que aludía a la escalera de Wittgenstein en cualquier frase, la gente me miraba raro... la pregunta normal era ¿quién? y la pregunta en "modo avanzado" era ¿qué escalera, no me suena ninguna escalera de Wittgenstein?... la verdad me daba rabia, porque este señor, Wittgenstein es uno de los personajes más misteriosos y más merecedores de llamarse filósofos dentro de la historia del siglo XX. Su historia es curiosa. Fue compañero de Hitler en el colegio, casualidades de ser austríaco, pero fué ajeno a la locura de la IIGM. No tenía para él ningún interés, estaba demasiado preocupado en entender el funcionamiento básico de la realidad y específicamente la (inexistente validez de la) estructura del lenguaje. Escribió el Tractatus logico-philosophicus , una obra en la que intentó expresar lo inexpresable. Intentar expresar cosas como que el lenguaje no es un elemento perfecto y por tanto no vale para expresar todo lo que realmente sucede. La gracia de Wittgenstein es que nadie se atreve a indicar que entiende completamente el significado de su obra, con lo que postular sobre ella o interpretarla no es un pecado. Seguramente nadie excepto él entendía con claridad lo que quería expresar en el Tractatus.
A mi hay una paradoja que especialmente me fascinó desde el instituto. La de la escalera a la hora de hablar del metalenguaje (es decir, de cómo el lenguaje humano, hablado o escrito, es imperfecto para expresar la realidad basada en hechos), que es la herramienta que nos permite (intentar) expresar de una forma lógica cómo funciona el lenguaje humano. Dado que no hay otro método que el propio habla o sistema escrito para hablar del mismo lenguaje, éste es una herramienta necesaria pero que una vez utilizada para entender en un primer paso el propio lenguaje, debe ser desechado para los siguientes pasos...mejor lo explica él:
"Mis proposiciones son esclarecedoras de este modo; que quien me comprende acaba por reconocer que carecen de sentido, siempre que el que comprenda haya salido a través de ellas fuera de ellas. (Debe, pues, por así decirlo, tirar la escalera después de haber subido.)"
Es decir, subo al tejado (la comprensión de la imperfección del lenguaje escrito o hablado a través del metalenguaje) a través de la escalera (el propio elemento imperfecto, el lenguaje escrito o hablado) que después tiro una vez estoy en el tejado... es decir, una vez que sé la verdad, o el hecho real de la imperfección, ya no puedo dar marcha atrás, el escepticismo invade todo a partir de ese momento, no puedo fiarme de la herramienta imperfecta.
Este escepticismo, hacía que Wittgenstein dudase de todo, de cualquier frase por sencilla que fuese, y que todo se convirtiese en un ejercicio de meditación sobre la realidad, cualquier palabra escuchada, cualquier concepto recogido en una frase oída en una conversación. El filósofo descomponía atómicamente la frase, hasta vaciarla de significado, invalidando su utilidad como elemento para la transmisión del hecho (un concepto) Eso le hacía ser personalmente muy huraño, involucionar, ya que evitaba hablar con otras personas, porque cada frase era un dolor, una posibilidad de dudar de la realidad del mensaje transmitido. En ese sentido: ¿no sería más feliz el que, reconociendo la imperfección del lenguaje, reconoce su limitación, pero lo usa para formar parte de la sociedad, para no involucionar, para evitar la soledad del que conoce la verdad sobre la realidad de los hechos? ¿no decimos muchas veces "bendita ignorancia"? parece que la verdad no siempre trae la felicidad... la paradoja o la gran broma final de las postulaciones del Tractatus es que la propia comprensión de la inconsistencia del lenguaje, hace que el ahora conocedor de la falla estructural se de cuenta que no puede considerar valida la herramienta que le llevó a ese conocimiento (que es el propio Tractatus que muestra "la verdad" al neófito)... es decir, la herramienta muestra la verdad (los hechos, lo que acontece), pero la verdad descubierta esclarece que la herramienta no sirve para comprender la auténtica verdad, los hechos (para expresar lo que acontece realmente) En ese sentido tambien es como el reflejo en el agua del Mito de La Caverna de Platón.
Supongo que es complicado, pero pese a todo, merece la pena dedicar un tiempo a pensar en los límites de la realidad y de lo que es o no es. Hay otra frase de Wittgenstein que dice:
"Wovon man nicht sprechen kann, darüber muß man schweigen"
"What we cannot speak about, we must consign to silence"
Algo así como "Sobre aquello de lo que no podemos hablar, debemos acogernos al silencio" (lo naturalizo más por "acogernos" que por "consignarnos")
Que hila con el pensamiento de que el lenguaje no vale para expresar los hechos porque es imperfecto y hay cosas que no se pueden expresar correctamente. En esos casos es mejor la callada por respuesta. Muchas veces él realizaba un gran silencio después de recibir una pregunta, y tras esa "no-respuesta" indicaba "mi silencio es la respuesta". Esto encaja con la filosofía zen (la famosa pregunta de "qué ruido hace una sola mano que aplaude").
Si queréis oir más sobre este genio de la filosofía analítica, aquí tenéis un buen resumen de sus pensamientos sobre el Tractatus (hay más vídeos, éste es el primero).
Anécdota final: dejó todo y se retiró a un fiordo noruego perdido a vivir en soledad, y eso que era un rico heredero de una fortuna familiar de empresas de su padre. Pero nada de esto le interesaba. La escalera era más importante.
Etiquetas: escalera, tirar la escalera, wittgenstein
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